La ley de extranjería está afectando a
miles de personas inmigrantes residentes en España, procedentes del Magreb, del África
subsahariana, de América Latina y del Este europeo. Múltiples encierros de inmigrantes
en Barcelona, Valencia y Murcia, las huelgas de hambre en diversas localidades de esas
provincias y las manifestaciones públicas de apoyo a los inmigrantes y en defensa de
todos sus derechos por parte de muchas asociaciones civiles del país son signos evidentes
de que la ley no resuelve el problema de los inmigrantes en la España del bienestar y en
el contexto económico internacional de la globalización excluyente.
Hoy tiene lugar en Murcia, en el Jardín de
la seda y desde las once de la mañana un encuentro festivo, multicultural de fraternidad
entre las gentes y etnias que convivimos en la región de Murcia. Está organizado y
convocado por las plataformas de apoyo a los inmigrantes que viven entre nosotros con el
fín de aunar esfuerzos e ideas y de compartir tradiciones y costumbres de las diferentes
culturas. Pero sobre todo pretende reivindicar firmemente ante la sociedad española y las
instituciones del Estado la permanencia de todos los inmigrantes en España, su regularización
inmediata, la concesión de visados desde los consulados y encontrar por vías
pacíficas los medios que conduzcan a la abolición de la susodicha ley. Al mismo tiempo
se quiere colaborar económicamente para afrontar la situación social de emergencia en la
que se encuentran ya muchos inmigrantes excluidos por la legislación vigente.
Estamos en una coyuntura local y nacional
en la que los seguidores de Jesús de Nazaret y creyentes en la nueva humanidad inaugurada
por él, que murió víctima de la injusticia humana, pero resucitado sigue dando su
espíritu de vida, estamos llamados a afrontar el problema de la inmigración y la
precariedad de soluciones oficiales para abordarlo. En las tradiciones bíblicas el
cristianismo encuentra aportaciones valiosas para esta sociedad global e intercultural,
donde los movimientos migratorios se manifiestan como una consecuencia más de las
estructuras económicas injustas de la humanidad. La comunidad de los creyentes puede
contribuir decisivamente a la concepción y a la vivencia de un mundo plural de
fraternidad, a la configuración de una sociedad libre y sin fronteras y a la promoción
de los derechos humanos hasta la implantación universal de todos los derechos políticos,
sociales, económicos y culturales conducentes a una tierra nueva en la que habite la
justicia.
El elemento más destacado del tratamiento
del inmigrante en la Biblia es la presencia del «inmigrante» en los códigos legales, lo
cual supone la elaboración y promulgación de leyes encaminadas a proteger a los
inmigrantes, reconociéndoles progresivamente todos sus derechos en la sociedad israelita.
«Cuando un inmigrante se establezca con vosotros en vuestro país, no lo oprimiréis.
Será para vosotros como el nativo: lo amarás como a ti mismo, porque emigrantes fuisteis
vosotros en el país de Egipto. Yo, Yahveh, vuestro Dios.» Este texto de Lv 19,33-34
es, sin duda, una primicia en ciernes de la igualdad de todas las personas según la
declaración de los modernos derechos humanos.
José Cervantes es sacerdote y profesor de
Sagrada Escritura