El segundo domingo de Adviento permite a los
creyentes dar un paso adelante en el camino de esperanza y de cambio de vida que
conlleva la celebración de la venida definitiva de Jesús. El evangelio de Lucas
(Lc 3,1-6) presenta a Juan Bautista que llama a la conversión y evoca las
palabras proféticas de Isaías que instan a preparar el camino al Señor y allanar
sus senderos. Pero el tercer evangelio resalta dos aspectos. Primero, el anuncio
de una gran transformación social en el futuro con imágenes impactantes que
apuntan a una renovación total de la tierra: “Todo barranco se rellenará y todo
monte y colina se rebajará, lo tortuoso se transformará en recto y lo escabroso
en camino suave”, y, segundo, el carácter universal de la salvación que se
anuncia: “Toda persona verá la salvación de Dios” (Is 40,4-5). Esta salvación
prometida a los que no tenían ni tierra, ni hogar, ni derechos porque eran
gentes en el destierro, tiene un horizonte histórico en la realización de las
condiciones de justicia que ponen de relieve las otras dos lecturas del domingo.
El profeta Baruc enarbola como nombre de la nueva ciudad cosmopolita y
multiétnica, “Paz-de-la-Justicia” (Bar 5,4) y la carta de Pablo reclama a los
cristianos de Filipos “frutos de justicia” (Flp 1,11). Asimismo los que
esperamos en Jesús quedamos interpelados hoy a verificar si nuestra conversión
está orientada realmente a trazar senderos de justicia en nuestro mundo.
Los movimientos sociales de nuestra región están trabajando
con ahínco y sistemáticamente en la reivindicación de una justicia global en
coordinación con las diferentes plataformas de concienciación y acción
sociopolítica. Con motivo del Día Internacional de Los Derechos Humanos,
diversas organizaciones y asociaciones de esos movimientos sociales están
llevando a cabo actividades de información y reflexión, de sensibilización y
debate, encaminadas a hacer expresión pública y reivindicativa de una justicia
acorde con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en aquellos ámbitos
sociales en donde éstos siguen siendo la gran asignatura pendiente de los
estados llamados democráticos: el de la inmigración y el de las guerras.
La plataforma “Desobedecer la ley – Convivir sin racismo” y
Murcia Acoge han organizado una caravana de coches para el día 10 a las siete y
media de la tarde, que irá desde el Auditorio hasta el CIE de Sangonera con el
fin de manifestarse contra la expulsión de los inmigrantes sin papeles (que este
año se eleva en España a unas 80.000 repatriaciones, y en Murcia a unas 2000),
contra la ley de extranjería que facilita esas expulsiones y por el Cierre de
los Centros de Internamiento de Extranjeros (lugares de internamiento y
retención de los inmigrantes que no han cometido delito alguno, a la espera de
su expulsión).
Por otra parte, lamentablemente la última secuela de la invasión de Irak, de esa
guerra que no cesa, ha golpeado directamente a los españoles asesinados allí
esta semana. El Foro Social de la Región Murciana, en la manifestación contra
las guerras, el próximo sábado día 13, pretende reivindicar asimismo una paz
fruto de la justicia, de la libertad, y del respeto absoluto a la persona -a
cualquier persona- y a los pueblos, una paz basada en el respeto a los Derechos
Humanos. Parafraseando el salmo bíblico que dice que “la justicia y paz se
besan” (Sal 85,11), hoy se podría afirmar que “la paz y los derechos humanos van
cogidos de la mano” pues éstos constituyen un camino común para una paz global.