A María se atribuye el texto de Isaías (Is
7,10-14) citado en el evangelio de Mateo (Mt 1,18-24). Ella es la joven virgen que
concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel
("Dios-con-nosotros"). Este nombre significa tanto la afirmación de una fe
("Dios está con nosotros")como la súplica en el momento del desconsuelo
("Que Dios esté con nosotros"). En Jesús está Dios-con-nosotros garantizando
a la comunidad cristiana su
presencia permanente y su asistencia en la realización de su proyecto liberador de la
humanidad y redentor del pecado. Al final de este mismo evangelio Jesús resucitado
promete su compañía permanente al decir "Yo estoy con vosotros todos los días
hasta el fin del mundo".
Con todo, el evangelio de Mateo se centra más bien en el personaje de José, el esposo de
María, para anunciar el nacimiento de Jesús. La figura de José sirve al evangelista
para abordar una cuestión clave del cristianimo primitivo que se preguntaba por el origen
de Jesús. En muchas culturas antiguas y especialmente en las culturas mediterráneas,
también en Palestina, conocer bien a una persona implica conocer su origen y el de su
familia, puesto que una persona se define, más que por su actuación personal, por el
grupo de pertenencia, sobre todo, por la familia. Por eso más que contarnos la historia
de la infancia de Jesús, los dos primeros capítulos de San Mateo pretenden informarnos
en la fe sobre el origen de
Jesús y para ello recurre a textos del Antiguo Testamento. Dándonos los datos del
parentesco y del lugar de procedencia no se nos cuenta tanto lo que pasó con Jesús al
principio cuanto lo que Jesús es desde el principio y cuál es su misión y su destino.
José, denominado hijo de David por pertenecer a dicha estirpe, al poner el nombre a
Jesús y acoger a María se convierte en padre legal de Jesús, cuyos efectos en la
antigüedad eran los mismos que la paternidad física, y posibilita el reconocimiento
oficial de Jesús como descendiente de David y por tanto como Mesías legítimo.
"Poner el nombre" a alguien es propio de quien tiene autoridad sobre otro. José
y María son los que ponen el nombre
de Jesús al hijo engendrado por el Espíritu Santo. El nombre en el ambiente bíblico no
era una mera denominación arbitraria sino la pronunciación de algo esencial de la
persona. El nombre refleja la identidad recibida de los otros. Dar un nombre es significar
el destino de alguien, perfilar su carácter y orientar su actividad. Al Mesías le da el
nombre el mensajero divino. José y María actúan en nombre de Dios. El nombre de Jesús
significa "Dios salva", y el de Emmanuel, "Dios con nostros". No es
que Jesús se llamara Manuel, sino que ambos nombres anuncian en este niño, cuyo
nacimiento celebramos en Navidad, la señal inequívoca del Dios amor que, hecho hombre,
acompaña y salva a las criaturas humanas.
Sin embargo este niño que nace será señal de Dios con nosotros para todos los que
están en una situación de debilidad y fragilidad en esta tierra y para los que
solidarizan con ellos. También será señal para los que, comoJosé y María, ponen su
esperanza sólo en Dios y, a veces sin entender bien lo que pasa, ponen su vida al
servicio de los pobres, de los débiles, de los enfermos y de los niños. Sólo si somos
capaces de percibir esta señal de Dios Emmanuel podemos entender el mensaje de la
auténtica Navidad.
José Cervantes Gabarrón,
sacerdote y profesor de Sagrada Escritura,
director de la revista "Reseña Bíblica"