"Pastores que quitan la vida"

La Verdad, 11 de Mayo de 2003

 
 
La imagen del Pastor es una de las más frecuentes en la Biblia para referirse a Dios en su relación con el pueblo. En el evangelio de Juan de este cuarto domingo de Pascua se presenta Jesús como Buen Pastor del rebaño de Dios (Jn 10,11-18). Con esta alegoría Jesús muestra que el buen pastor, a diferencia del asalariado, es el que da la vida por las ovejas, el que las defiende, las guía y las acompaña. Con este discurso el Señor se presenta como ejemplo ante los pastores religiosos y políticos del pueblo y en claro contraste con el modo de actuar de todos ellos.

En el trasfondo de la crítica evangélica resuena la voz de los profetas del Antiguo Testamento que ya habían utilizado la figura pastoril para denunciar a los dirigentes políticos por ejercer su misión sembrando entre las gentes temor y angustia (Jr 23,1-6). Por eso se hacen merecedores del juicio condenatorio de los profetas cuando les dicen "!Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No es el rebaño al que deben apacentar los pastores? Vosotros os tomáis la leche y os vestís con la lana; matáis las ovejas cebadas, pero no apacentáis el rebaño. No habéis fortalecido a las débiles ni habéis curado a las enfermas; no habéis vendado a las heridas, no habéis hecho volver a las descarriadas ni buscado a las perdidas, sino que las habéis conducido con crueldad y violencia." (Ez 34,2-5).

Al oír de violencia y crueldad es inevitable que el pensamiento no se vaya a los pastores del mundo que han generado y provocado la recién acabada guerra de Irak. Un elemental balance sobre esa injusta invasión debe empezar por el recuento de las víctimas. Las cifras muestran que son miles las personas que han muerto en ella, muchas de ellas civiles, niños y mujeres. Y son centenares los heridos y mutilados que llevarán en sus cuerpos de por vida la firma del terror. Me pregunto quién será responsable de la sangre de esas víctimas. Hay algunos que inculpan a Husein de las víctimas de la guerra provocadas por las fuerzas aliadas. Quienes piensan así son los que funcionan con la misma extraña lógica de los terroristas etarras cuando éstos responsabilizan al Estado español de los horrendos asesinatos que ellos perpetran... Yo más bien creo que los responsables de todas esas víctimas en Irak son otros. Y ésta es una responsabilidad que no se puede eludir ni echar en el cajón del olvido por mucho que ahora los aliados estén ocupados en la reconstrucción de Irak. (¿Cómo olvidar al niño mutilado, sin brazos y cubierto de quemaduras, cuya imagen difundieron los medios de comunicación durante esta semana santa?). En nuestras sociedades democráticas hay un deber moral y político que es reivindicar el derecho a la vida de los que ya han muerto como víctimas inocentes. Quienes conculcan este derecho deben asumir esa responsabilidad y atenerse a sus consecuencias.

Lamentablemente este tipo de guías de la humanidad y de pastores políticos de la ciudadanía no sienten ni siquiera vergüenza por los crímenes cometidos o propiciados. Incluso arengan descaradamente a sus seguidores a vivir sin vergüenza y a cabalgar sobre los muertos pues, según ellos, la vida continúa (¡aunque no la de todos!).

¡Qué lejos están de la imagen del Buen Pastor que da la vida! Ojalá escuchen hoy la voz del Señor.

José Cervantes Gabarrón,
sacerdote y profesor de Sagrada Escritura,
director de la revista "Reseña Bíblica"