"El ser humano por encima de la ley"

La verdad, 1 de Abril de 2001

 

La política actual del gobierno ha ganado terreno en su pretensión de legitimación de la Ley de Extranjería vigente en España. Entre los datos ofrecidos por el Centro de Investigaciones Sociológicas en esta semana resulta significativo que el sondeo muestre un incremento de personas partidarias de no permitir la entrada de inmigrantes que no tengan un contrato de trabajo. Así piensa ya el 78,7% de los consultados, mientras que hace un año era sólo el 65%. A su vez sólo el 13% es partidario de la entrada de inmigrantes sin ningún obstáculo legal. Este dato es un exponente más del efecto sociológico que actualmente está produciendo la estrategia política y mediática vinculada a la entrada en vigor de una Ley de Extranjería que no reconoce todos los derechos sociales a los inmigrantes y, de hecho, los condena a sobrevivir en una precariedad inhumana. No es de extrañar que bajo este amparo sociológico mayoritario se pueda cobijar cualquier representante del gobierno para negarse al diálogo con los inmigrantes sin papeles. Éstos no son considerados como ciudadanos sino sólo, y cuando convenga a los intereses económicos, como fuerza de trabajo disponible.

Los textos bíblicos de este domingo presentan dos situaciones humanas de opresión en las que la palabra de Dios suscita un horizonte de vida y de liberación, como quien abre ríos en el desierto y caminos en el mar. La primera es la de un pueblo oprimido y una multitud desterrada que vive en tierra extranjera, en Babilonia en el s. VI a. C. La profecía poética de Isaías anuncia la transformación radical de las condiciones sociales de los oprimidos (Is 43,16-21). Dios va a impulsar algo nuevo, a veces casi imperceptible, pero real. Su intervención en la historia es esencialmente liberadora y se lleva a cabo a través de personas concretas que, percibiendo la necesidad de la justicia y la defensa de todo ser humano, comprometen su vida a favor de los excluidos, de los explotados y de los condenados por las leyes de los poderes económicos, políticos y religiosos. La segunda es el caso singular de una mujer condenada a muerte según la ley por la hipocresía farisea (Jn 8,1-11). La presencia liberadora de Jesús escribe una nueva página religiosa en la historia humana al rehabilitar a la mujer maltratada por los hombres y condenada por la interpretación machista de la ley. Al mismo tiempo Jesús desenmascara la mentira en la que viven los fariseos que, ateniéndose a la legalidad vigente, sostienen un sistema social destructor de la vida humana. Para Jesús el ser humano está por encima de toda ley generadora de muerte y de exclusión. La desobediencia a una ley injusta, la nueva visión de la mujer y la interpelación pacífica a los legalistas y tradicionalistas por parte de Jesús complicaron aun más su vida. Pero hasta un pagano reconoció en la muerte de Jesús un camino nuevo de justicia (Lc 23,47).

Por eso es digno de alabanza el sacrificio denodado de quienes, aunque no sean mayoría, luchan por una legislación que reconozca todos los derechos a los inmigrantes y desenmascaran cualquier manifestación de la injusticia humana.

José Cervantes Gabarrón, sacerdote y profesor de Sagrada Escritura