"Profetas de los derechos humanos"

La Verdad, 15 de Diciembre de 2002

 
Al Tercer Isaías pertenece la lectura profética de este tercer domingo de Adviento (Is 61,1-2.10-11). La misión del profeta es anunciar la buena noticia a los pobres, declarando un año de gracia que alude a los años sabáticos y jubilares y cuyo contenido fundamental es el anuncio gozoso de la libertad para los oprimidos y cautivos: "El Espíritu del Señor esta sobre mí, porque el Señor me ha ungido, me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros, la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor, el día del desquite de nuestro Dios, para consolar a todos los afligidos, para alegrar a los afligidos de Sión; para cambiar su ceniza en corona, su traje de luto en perfume de fiesta, su abatimiento en cánticos" (Is 61,1-3).

Pero el profeta hace una contraposición sumamente llamativa entre el año de gracia y un día de desquite. El día de desquite se identifica en los profetas con el día del Señor, un día de juicio y de confrontación del Señor con todos aquellos pueblos y personas, incluso israelitas, que se opongan al plan de justicia de Dios. Como la del faraón de Egipto en los tiempos del éxodo, así será la suerte de todos los que atentan contra los pobres. La palabra del profeta anticipa el día crítico contra los tiranos y explotadores y contra los que sostienen el sistema social de opresión y sus cómplices. Es como una amenaza del mismo Dios que se hace eco del clamor de los que, ya acallados, apenas pueden gemir suspirando en la desolación, en la indigencia y en la desesperación. El anuncio profético emite una sentencia en defensa de los pobres, oprimidos y afligidos. Por éstos y por todas las víctimas se anuncia el desquite y la venganza de parte de Dios como gracia que libera del sufrimiento, restituye la dignidad de las personas y rehabilita para vivir en libertad. Ésta es la actividad esencial del profeta, de todos los profetas y en todas las épocas.

Esta actividad profética de denuncia de situaciones injustas, de atención a las personas socialmente marginadas y a los colectivos oprimidos, excluidos y perseguidos es la que llevan a cabo con audacia muchas personas, creyentes y no creyentes, en la defensa de los derechos humanos. La semana que concluye ha sido especialmente relevante por la celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos el pasado 10 de diciembre. Ese día por la tarde, a las puertas del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Murcia, en una concentración pacífica de muchas personas convocadas por diferentes plataformas sociales de solidaridad con los inmigrantes y reivindicativas de los derechos humanos, se presentó la película testimonial "En el camino", de Manuel Martín Cuenca, que muestra el largo éxodo y la posterior expulsión de los nigerianos Stanley Roberts, Eghe Osayande y Según Taiwuo, inmigrantes expulsados desde Murcia en el año 2000, se hizo memoria de las más de cuatrocientas personas expulsadas desde Murcia a lo largo del año 2002, se denunciaron las deficiencias de las condiciones de habitabilidad y de servicios básicos de los diversos CIEs de España, se pidió el cese de las expulsiones de los "sin papeles" y la abolición de la ley de extranjería vigente en España.

Que en la proximidad de la Navidad no caiga en saco roto el mensaje de los profetas de los derechos humanos.

 

José Cervantes Gabarrón,
sacerdote y profesor de Sagrada Escritura,
director de la revista "Reseña Bíblica"